Se cree que todos los arquitectos que realizaban las pirámides de los faraones al finalizar la construcción debía abandonar Egipto o enfrentarse a la muerte, y esto sucedía porque sabían dónde se encontraban las salas destinadas tanto a cobijar el sarcófago con el cuerpo sagrado del faraón-dios y donde se encontraban los vasos canopes con las vísceras sagradas del faraón.

Sólo un arquitecto llamado Senemut se le permitió vivir en Egipto tras la construcción del templo-funerario de la reina Hatshepsut (semiespeo), ya que se consideraba el posible amante de la reina, consiguiendo por ello un trato de favor.

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